Establecer límites

Párate un momento a pensar en la ultima vez que estabas caminando por la calle y te encontraste con un enorme símbolo de PARE. Al verlos entendemos que no podemos seguir nuestra ruta y nos paramos, ¿verdad? Algo así debería ocurrir con los límites que debemos marcar en nuestra vida.

Los limites saludables, firmes y claros, sean físicos o emocionales, pilares de nuestra salud mental. Nos apoyan en clarificar la propia identidad, los valores y ejercitar una asertividad altamente eficaz con la que sentirnos seguros en cualquier situación. Por esta razón poner limites es significa hacer saber a las personas qué necesitamos y qué queremos. Consiste en expresar lo que queremos- y lo que no queremos-, pero sin olvidarnos de las necesidades y los deseos de los demás, teniendo en cuenta qué piensan y sienten las personas. Los limites nos ayudan a una autorregulación, porque es una forma de protección, no solo de lo íntimo, también de lo que no queremos hablar o hacer porque nos hace daño o no nos hace sentir cómodos.

Aun asi varios estudios revelaron que en nuestra cotidianidad es común no respetar los limites, vale a decir que no siempre nos protegemos con la atención y los recursos debidos.

Una de las razones mas frecuentes por las cuales no nos respetamos es el miedo al rechazo y por eso priorizamos las necesidades de los demás sobre las de nosotros mismos. Nos sentimos culpable de decir “no” y, sin darnos cuenta, faltamos de respeto a nosotros mismos. Sin embargo en el marco de una relación funcional, la otra persona entiende que un “no” no determina la relación. Alguien que nos ama y respeta, acepta la coherencia de nuestro “no” y de nuestro “si”.

De la misma manera, no ponemos límites cuando tendemos a hacernos responsables de lo que no nos compite. Nos cuesta decir “No” porque nos hacernos responsables de tareas y situaciones que no son nuestra responsabilidad. Por ejemplo, solucionar un problema de un amigo cuando no nos corresponde hacerlo a nosotros., más bien a él mismo.

si observamos los limites desde el miedo es evidente que volvemos a hablar de dependencia emocional. A menudo, nos cuesta decir “no” a una persona porque tenemos con ella un vínculo afectivo o quisiéramos tenerlo, sin embargo modificar nuestros limites saludables, sin una adecuada negociación, si es el caso, solo por una relación de cercanía, amistad, afecto o incluso simple respeto no es sano.

Debemos tenerlo claro que el ingrediente basico de una relación funcional es un sano desapego. Es establecer una respetuosa distancia entre la lealtades afectivas y nuestras necesidades reales. Al mismo tiempo es importante recordar siempre que quien nos respete de verdad, nunca se atreverá a cruzar ni a vulnerar nuestras fronteras emocionales y físicas. Si eso no fuese el caso, sin duda deberíamos evaluar la relación y soltar.

Para concluir, elegir unos límites saludables es el resultado de una focalización interior: en nosotros mismos. El autoconocimiento, el ejercicio de la autoestima, auto-responsabilidad y el desapego son esos materiales esenciales con los que podremos crear nuestro santuario emocional y espiritual.

De hecho, desde mi punto de vista, uno de los beneficios a la hora de poner límites es el autoconocimiento. Para poner límites se requiere un buen conocimiento uno mism@ y de las propias necesidades. Eso significa ser consciente en cada momento de lo que quieres y lo que necesitas. Preguntate: ¿qué siento?, ¿qué quiero?, ¿qué necesito?

Ademas, poner límites te va a permitir que te respetes más a ti mismo y, en la medida en que esto ocurra, los demás te respetarán en función de los límites que establezcas.

Asi que … ¿Como poner limites?

  • Di NO cuando quieras hacerlo. Bota a la basura la falsa creencia de que si nos negamos a algo vamos a crear un conflicto, o vamos a perder el afecto del otro. La clave está en responder con responsable asertividad y autenticidad.

  • Toma tus propias decisiones. Tu eres el unico responsable de tu acciones y palabras, no esperes la aprobación o el mandato de un tercero para poder hacer o decir algo.

  • Busca ayuda profesional. Nunca está de más abordar esta problemática con un terapeuta, ya que detrás de la ausencia de límites pueden esconderse otras situaciones mas profundas.

Por último, debemos ser conscientes que al inicio puede parecer complejo, sin embargo, paso a paso, respetando los propios tiempos se hace mas fluido. De hecho, el proceso se va haciendo más sencillo a medida que nos atrevemos, cada vez más, a escucharnos y poner límites.

Anterior
Anterior

Cambiar para mejor

Siguiente
Siguiente

Está bien fallar